Felicidad vs Alegría

Hace un par de días me llamó un amigo por teléfono para darme una noticia que llevo esperando cuatro o cinco años (un proyecto que tal vez cuente algún día). Al colgarle, recién salido de mi trabajo, estaba exultante... Tanto que decidí irme andando a casa (una hora de caminata).
Me descubría a veces sonriendo como un quinceañero que se enamora por primera vez. Con esa cara de tonto que pone uno cuando tiene un golpe de suerte. La sensación era genial, como de andar por sobre el suelo (lo siento, siempre me ha encantado usar las dos preposiciones juntas).
Cuando llegué a casa me dio por pensar que es bueno estar alegres, sonreír, sentir ese gusanillo en el estómago, como si, por un momento, todos los planetas se hubiesen alineado para darnos su brillo y su poder... Pero... ¿aquéllo era felicidad o simplemente alegría?
Ahora que tanto (y tan a la ligera) se habla de felicidad, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo el distinguirla? ¿Será que la confundimos con la alegría del, como diría el santo, "animal sano"?
Reflexioné un rato sobre ello, no mucho porque parece que lo tenía claro, y llegué a la conclusión de que la alegría es pasajera. Placentera, pero pasajera. Uno está alegre cuando aprueba un examen, cuando gana su equipo o pierde el rival (que es una cosa que se da mucho aquí en Sevilla), cuando le regalan el oído, cuando algo le sale bien, cuando le dan una buena noticia..., pero éso se pasa. Luego viene el mundo, la vida real, y nos devuelve los pies al suelo, al polvo que nos mancha los zapatos durante el camino.
La felicidad, sin embargo, es más un fin. Una sensación más profunda, más duradera, más alta, más fuerte. Uno puede ser feliz aún cuando se siente triste. A mi humilde entender, la Felicidad (y lo pongo ahora con mayúsculas queriendo) es el fin último de todo hombre, a lo que todos aspiramos. Es ése acostarse por la noche, derrotado por la lucha, pero con la conciencia tranquila por haber batallado con lealtad y sin desmayo.
Al final, creo que la alegría son esos palos rojos que se ponen a los lados del camino cuando nieva; ése camino que desemboca en la Felicidad. Por eso, a mis amigos, siempre les pido lo mismo: HACEDME UN FAVOR: SED FELICES.
Comentarios
Y sí.. cuando un amigo te desea felicidad, ese "que seas muy, pero que muy feliz" con que te despide... te llena el alma de afecto.
Nada mejor para quiénes tanto nos quieren y a quien tanto queremos que la felicidad.
Un saludo.
Ana.
Ah... y que seas feliz, pero que muy feliz!...
Una reflexión muy buena y positiva.
Qué fácil es sonreir y cuanto se logra al hacerlo.
Feliz semana.
Un abrazo
Carlos
Te leo...
Je,por cierto a mí también me gusta usar preposiciones juntas, nexos y adverbios de esos que acaban en -mente,
así que...
Con cariño, indudablemente,
Yuria (M.)
Es, por supuesto, mi punto de vista.
Me alegro de tu alegría y, sobre todo, de que seas feliz.
Un abrazo
María Jesús
Me parece buenísima la idea de que la alegría son los palos que nos dibujan el camino cuando se cubre y no podemos verlo.
Un abrazo
María Jesús
Yo soy de las que piensan que la felicidad con mayúsculas no existe, que solo existen los momentos felices, esos tan breves tan breves que son más recuerdos que vivencias, y a los que echamos mano cuando la nieve cubre esos palitos rojos que nos marcan el camino.
Saludos
En realidad creo que pensamos lo mismo, sólo que con distintas... "palabras". Yo creo que lo que tú llamas "momentos felices" es lo que yo denomino "alegría". Eso sí, al contrario que tú, yo sí creo en la FELICIDAD, sólo que la considero algo más espiritual, más honda, más... como te diría, pegada al Cielo (sí, con mayúsculas también). Yo creo que se puede ser feliz en la tierra, pero, por supuesto, aquí abajo nada es perfecto. La verdadera Felicidad siempre se encuentra al final del arco iris, o, poniéndonos más espirituales, al final de esta "mala noche en esta mala posada" que diría Santa Teresa.
Por cierto, me encanta lo de las "cartas chocolatescas", pero me ruboriza lo de "Cadalso sevillano". Como ya te dije alguna vez, "muy largo me lo fiáis"... Un honor que andes por aquí...