No sabe lo que hace

...al menos éso es lo que quiero pensar: que ZP no sabe lo que está haciendo al defender lo que llama "muerte digna": vamos, hablando claramente, el suicidio o, en su defecto, el asesinato por parte de médicos (gente que ha JURADO velar por la vida) de gente desvalida.

Porque si ZP sabe lo que está haciendo, o no tiene conciencia, o quiere convertirse en el mayor genocida de la historia de España; porque estamos hablando de matar a gente. Pero claro, si ya lo hacemos con niños, ¿porqué no con ancianos, enfermos o gente que estorbe?

Una muerte digna, dicen: ¿hay alguna dignidad en dejarse morir sin luchar? En esta sociedad en la que no nos importa pasar meses de hambre, metidos en un gimnasio sudando a chorros y machacándonos el cuerpo, o someternos a operaciones para mejorar la imagen, es demasiado sacrificado "soportar" a un familiar enfermo, o terminal. Es demasiado tener que estar pendientes de alguien que está en cama y no puede valerse por sí mismo. En muchos casos alguien que, pobre de él, nos ha podido dar la vida, pero que en sus últimos años, nos estorba para disfrutar de nuestro tiempo.

¿Qué pretendemos, señor Zapatero? ¿Una sociedad como la que querían los nazis? Todos sanos, todos jóvenes, todos guapos, todos inteligentes... Sobran los viejos porque no producen, sobran los enfermos porque no nos dejan disfrutar, sobran los niños porque son una carga...

¿Y si proponemos, señor Zapatero, a los 60 o a los 65, cuando hay que jubilarse, que el Estado nos sufrague el suicidio? A los niños con síndrome de Down, que la Seguridad Social recete un veneno en las primeras papillas, para que mueran felices (total, los matamos antes de nacer, ¿porqué no deshacernos también de los que ya han nacido?). Los enfermos de Parkinson, los metemos en autobuses y los despeñamos por acantilados, antes de que la enfermedad les lleve a su máxima degeneración. O mejor, unas pruebas de ADN a los recién nacidos: todos los que lleven en sus genes alguna enfermedad degenerativa, los metemos en hornos crematorios y con lo que quede de ellos, fabricamos esmaltes de uñas, pintalabios y cremas rejuvenecedoras... (ah, no. Éso creo que ya se hace, ¿no?)

¿Qué dignidad hay en la muerte cuando es la sociedad (o en su defecto un Estado enfermo y descerebrado) la que dicta quién tiene derecho a vivir? ¿Quién le ha dicho, señor Zapatero, que el Estado debe velar por la muerte de sus ciudadanos? ¿Qué estado del bienestar pregona usted cuando está creando una cultura de la muerte?

La doctora Sylvie Menard, conocida defensora de la eutanasia en Italia, tras detectársele un tumor incurable en la médula, cambió de actitud. Ahora afirma, desde la experiencia de su propia vida que "la depresión ante una enfermedad grave es algo que, en mayor o menor medida todos los enfermos experimentan antes o después. Darles una hoja mediante la cual autorizan al médico a que les quite de en medio, es como dar un empujón al primero que te encuentres asomado a un puente, en lugar de agarrarle para que no se precipite".

Es más, yo añadiría: ¿qué tipo de conciencia médica tiene el médico que le da a un enfermo una hoja para que firme que pueden matarlo? La doctora afirma que "nadie en su sano juicio quiere morirse. El deseo de morir es contrario a la naturaleza humana".

Voy a acabar, por ahora, con más palabras de la doctora Sylvie Menard a la que su larga experiencia tratando a enfermos terminales (38 años trabajando en Oncología Experimental del Instituto de Tumores de Milán) le ha enseñado que la prioridad para la inmensa mayoría no es desear la muerte, sino sentirse protegidos ante el dolor. Por eso, "si un paciente me pide la muerte, significa que yo no he cumplido con mi deber como médica".

Comentarios

DeLaCruz ha dicho que…
Hola, caigo acá desde el blog de Luis Roa. Me gusta lo que escribes, regresaré regularmente.

El tema del que escribes es verdaderamente espeso, por que saca a relucir muchos defectos de nuestra sociedad egoista.

Para mi el problema radica en que la gente no se dan cuenta que dar una vida digna a un enfermo es lo que hace falta para que sus últimos años sean felices.

Nuestra sociedad es demasiado hedonista como para percatarse de la aberración que implica el no dedicarle el tiempo suficiente y de calidad a un enfermo terminal.

Es nuestra responsabilidad el hacer que su vida sea lo más llevadera posible; hacerlos olvidar, en la medida de lo posible, su condición.

En otras palabras, es deber de los que estamos sanos aliviar la tristeza de los viejos con nuestro trato cariñoso y amable. En otras palabras ser generosos con ellos, incluso cuando ellos han podido no serlo con nosotros.

Saludos.
Anónimo ha dicho que…
"Calla siempre cuando sientas dentro de ti el bullir de la indignación. Y ésto, aunque estés justísimamente airado.
Porque, a pesar de tu discreción, en esos instantes siempre dices más de lo que quisieras."
Juanma Suárez ha dicho que…
Gracias, ANÓNIMO, por la visita. Esta misma frase que tú escribes aquí, la recojo yo algunas entradas más adelante en otro sentido.

Y puedes estar seguro de varias cosas: no lo escribí indignado ni airado. Y, por supuesto, dije TODO lo que quise decir, y quise decir TODO lo que dije... Es más, lo mantengo.