Un relato inacabado ( y V.)

Y Ángela... Ángela también se me fue demasiado rápido... Pero tal vez no sea momento de recordar esa herida. No ahora, con esta claridad mortecina que apenas deja correr el aire. Ángela siempre fue como una luz; ella no pertenece a estas tinieblas, ni siquiera ahora.

Me pregunto si algún día dejará de llover. Si podré ver el sol de nuevo, antes de que me llegue la hora. Quizás pueda parecer un poco pesimista, pero a mi edad puedo permitirme ese lujo. Es curioso cómo se va difuminando el temor a la muerte conforme va llegando su tiempo...

Cuando se es niño casi no se le presta atención; para qué. Después, en la juventud, no se le quiere echar cuenta; es una sombra demasiado amenazante como para mirarla a los ojos. En la madurez llega el horror; la angustia del tiempo perdido y de la cercanía del final; la rapidez de los días se hace agobiante, y las noches apenas sirven para descansar porque se teme demasiado a esas sombras que la acompañan y a las que en la juventud se trata de ignorar. Pero luego llega la vejez; el paso cansino y la vida relajada, tranquila, sin sobresaltos. Y la muerte se acepta como un paso más; un ciclo que hay que cumplir para volver a comenzar después de haber aprendido lo que está bien y lo que está mal. O al menos eso es lo que yo creo. La muerte es un tema tan... frío.

Pero después ha de haber algo; algo que sea justo con lo que se ha vivido. Todo funciona así: lo bueno siempre tiene premio; lo malo, castigo. Así es en la vida. ¿Porqué ha de ser diferente en la muerte? Sería absurdo que muriese gente intentando ayudar a los demás y que tuvieran el mismo final que aquéllos que sólo han vivido para sí mismos, sus caprichos, sus egoísmos, su provecho. No. No sería justo. Por eso yo creo que hay algo más. Siempre he vivido con esa expectativa. Y me ha ido muy bien: he tenido amigos a montones, unos hijos fantásticos, una esposa que no merecía y que me hizo dichoso mientras estaba a mi lado, unos padres que me dieron todo lo que soy y lo que tengo... En realidad no puedo quejarme, pero creo que toda mi preocupación por los demás me da un poco de derecho a protestar por este tiempo asqueroso que me está torturando la salud y el ánimo.
*****

En fin, como decía Porky "ésto es todo, amigos". Reconozco que no es un relato muy optimista, pero sí que deja penetrar algo de luz por alguna rendija. Recuerdo que lo escribí hace muchos años, cuando en Sevilla se llevó algunos días lloviendo sin parar (bastantes, creo recordar). No es que yo me sintiera exactamente como el relato, pero algo sí. Me gustan los días de lluvia, pero no tan seguidos. También es verdad que hay retazos biográficos de mi familia desperdigados, pero no voy a decir cuáles son; permitidme que me los guarde para mí.

Tal vez algún día me siente a terminarlo, pero ahora mismo no me siento capaz: he perdido bastante práctica en esto de enfrentarme al folio en blanco. Pero tal vez lo intente..., algún día.

Comentarios

La Dama Zahorí ha dicho que…
Tienes mucha razón en lo que cuentas, y lo cuentas muy claro. Más que un relato, parece una declaración de intenciones, un apólogo con moraleja, al más puro estilo de los exemplarios medievales que tanto me gustan.

Esa racha de lluvia en Sevilla la habré vivido seguramente en mi época universitaria. Recuerdo que una mañana me dirigía con Victoria, una compañera de clase, a desayunar a la Cafetería "San Fernando", y mientras abríamos los paraguas, ella comentó: "Otra vez lloviendo, esto parece Macondo". A mí me hizo mucha gracia, y siempre me acuerdo del comentario en días así.

Y piérdele el miedo al folio en blanco. Haz lo mismo que Goñi: úsalos de colores ;)
Juanma Suárez ha dicho que…
Gracias de nuevo por estar por aquí.

Los folios de colores me dan grima. Sólo los uso para escribirle a mi hermana, que le encantan. En cuanto a lo del miedo al "blanco", creo que es más bien respeto, porque hace mucho que no me siento a escribir cosas en serio y he perdido algo de "práctica" y sensibilidad. Pero las recuperaré..., o al menos lo intentaré.

Con respecto a Macondo, yo siempre he sido más de Comala. De hecho REDENCIÓN, uno de esos relatos propios de los que aún sigo orgulloso, tiene ecos del pueblo de Pedro Páramo.

P.D.: Es verdad que has hecho algo de "trampa" con "21 gramos", pero no importa. Esperaré la siguiente partida.
La Dama Zahorí ha dicho que…
Comala... cómo disfrute leyendo "Pedro Páramo"..., "El llano en llamas" ya no me gustó tanto, pero me pareció, igualmente, genial.

En cuanto a lo de "21 gramos", bueno..., digamos que quise empezar a contar la historia por la punta del iceberg, y al final acabé hablando de algo distinto, pero no me importa, porque era algo que deseaba contar hace tiempo y no sabía exactamente cómo.

Y los folios de colores... en fin, yo tampoco los uso salvo para la correspondencia (otro de nuestros puntos en común). Algún día tengo que hablar de ese horror vacui que causa el papel en blanco, es algo que me inquieta. Por cierto, yo tengo costumbre de hacer dibujitos mientras escribo. Mis escritos parecen fichas de parvulario, jeje...
La Dama Zahorí ha dicho que…
Por cierto, una pregunta que tengo desde hace tiempo: ¿tú has estudiado Filología?
Juanma Suárez ha dicho que…
Pues sí, Laura, he estudiado filología, aunque aún no he acabado. Algunos asuntos personales me impidieron acabar la carrera que permanece en STAND BY dentro de mis "cosas pendientes".

El último curso y algunas asignaturas sueltas son el tramo que me queda por recorrer..., y que recorreré, seguro, en cuanto lo retome de nuevo. Siempre he querido ser filólogo..., bueno, desde que se me pasó la fiebre de ser periodista, como Lou Grant. Porque ser filólogo, como Tolkien, me parece mucho más... enriquecedor.

Eso sí, al paso que voy, terminaré licenciándome a la misma edad que Antonio Machado..., aunque no es un mal espejo...
La Dama Zahorí ha dicho que…
¿Hispánica? Porque si es así, tengo todo: apuntes, libros, etc, que pueden viajar a Sevilla por correo o en mis propias manos, que últimamente voy por allí más de lo que quisiera.

Y si me comentas quiénes son tus profes, mejor.
Luis y Mª Jesús ha dicho que…
Sigue escribiendo Juanma. Me ha encantado tu relato. No lo dejes y. si puedes, súbelo al blog.
Sigues teniendo la misma sensibilidad, seguro.
María Jesús